Bienestar en la oficina, ¿productividad en el trabajo?
En los últimos años, el entorno laboral está experimentando transformaciones muy significativas a velocidades desconcertantes. Impulsadas por la post pandemia, por los avances tecnológicos –como las distintas aplicaciones de la IA–, y por cambios en las dinámicas laborales, entre otras causas, estos cambios tienen algo en común: una creciente conciencia sobre la importancia del bienestar en los lugares de trabajo.
En los últimos años, el entorno laboral está experimentando transformaciones muy significativas a velocidades desconcertantes. Impulsadas por la post pandemia, por los avances tecnológicos –como las distintas aplicaciones de la IA–, y por cambios en las dinámicas laborales, entre otras causas, estos cambios tienen algo en común: una creciente conciencia sobre la importancia del bienestar en los lugares de trabajo.
En este contexto, las compañías están comenzando a enfocarse en entornos más saludables-mental y físicamente- como uno de los cambios clave que no sólo las volverá más competitivas, sino que promete potenciar la productividad de sus empleados. ¿Es esto realmente así? ¿Mayor bienestar en la oficina es igual a mayor productividad?
Ergonomía: Factor clave del bienestar
Una de las transformaciones más difundidas entre las empresas para lograr un mayor bienestar en los espacios de trabajo es la personalización de sus oficinas, es decir, la adaptación del mobiliario a las personas que lo usan. En este contexto, las estaciones de trabajo ergonómicas han emergido como una innovación clave, que no sólo evita dolores innecesarios, sino que mejora la postura y potencia el movimiento, luchando así contra los riesgos del trabajo sedentario.
El trabajo sedentario ha sido identificado en numerosos estudios como factor de riesgo para una serie de problemas de salud, desde trastornos musculoesqueléticos y enfermedades cardiovasculares, hasta el síndrome metabólico. Es por esto que se subraya la importancia de encontrar soluciones que promuevan la movilidad en el lugar de trabajo.
Cuando, por ejemplo, pasamos de un escritorio convencional a un standing desk –escritorio de altura regulable- toda la rutina laboral da un giro: las personas pasan más tiempo paradas, se mueven más, incrementan sus micro movimientos - movimientos corporales elementales que se realizan en el puesto de trabajo- en su lugar, mejoran su circulación y su postura. Es por eso que la ergonomía es una de las aliadas fundamentales del camino corporativo hacia el bienestar, no sólo por las mejoras físicas, sino mentales que aporta. Ahora bien, ¿cómo impactan este tipo de medidas en la productividad?
Un combustible llamado bienestar
Estamos asistiendo a un cambio de paradigma en el cual las empresas están empezando a considerar cómo el bienestar de los empleados impacta positivamente sobre su éxito. Factores como el cansancio, las dolencias físicas, el estrés elevado y la mala salud mental tienen un gran impacto en la vida laboral de los trabajadores, afectando necesariamente su productividad.
En este sentido, mientras que a través de la ergonomía se logran disipar todos aquellos obstáculos más bien físicos -aunque tengan un efecto directo sobre nuestro bienestar mental- y potenciar nuestra salud, también existen medidas que tienen un impacto directo sobre nuestra salud mental, como reducir el estrés y las presiones laborales, facilitar procesos y flexibilizar las modalidades laborales, brindar una mayor autonomía, mejorar las interacciones con compañeros y supervisores, entre otras.
Las investigaciones muestran que los empleados que gozan de buena salud tanto física, como mental y emocional tienen más probabilidades de ofrecer un rendimiento óptimo en el lugar de trabajo que los empleados que no la tienen. Aquellos que están sanos y felices tienen una mejor calidad de vida, un menor riesgo de enfermedades y lesiones, una mayor productividad laboral y una mayor probabilidad de contribuir a sus comunidades, que los empleados con un bienestar más deficiente. El bienestar funciona, entonces, como una suerte de combustible del desempeño laboral.
Efectos del bienestar sobre la productividad
Uno de los principales efectos del bienestar sobre la productividad se debe a la reducción del estrés y el cansancio. Un estudio reveló que los empleados que utilizan standing desks reportan una reducción del 54% en la fatiga y en el dolor cervical y lumbar después de cuatro semanas de uso. Estos resultados son consistentes con investigaciones adicionales que muestran que la reducción del dolor y la incomodidad física puede llevar a una mejora en la concentración y el enfoque, lo que a su vez aumenta la productividad.
Otro de los efectos del bienestar -producido por el mobiliario ergonómico- es el aumento de la mobilidad y su consecuente mejora en el estado de ánimo. La capacidad de moverse libremente o de pasar de trabajar sentado a trabajar de pie gracias a un standing desk también demostró tener beneficios psicológicos: mayor concentración, una mejora significativa en el estado de ánimo, un mayor nivel de energía, lo que contribuye a un ambiente de trabajo más positivo y productivo. Aún más, según un estudio llevado a cabo en Japón, en aquellos trabajadores que probaron trabajar con standing desks durante 4 semanas, hubo un aumento significativo en la salud subjetiva, en la vitalidad, en el compromiso relacionado con el trabajo y en el desempeño laboral autoevaluado.
El futuro de las oficinas: bienestar como ventaja competitiva
En conclusión, estos resultados subrayan cómo entornos de trabajo más saludables, dinámicos y flexibles pueden ayudar a los empleados a mantenerse más alertas, sanos –con menos dolencias- y eficientes en sus tareas diarias.
Estas mejoras no sólo potenciarán la productividad, sino que serán un factor crucial en la retención de talento y en la atracción del nuevo. Los empleados valoran cada vez más a las empresas que invierten en su bienestar. La implementación de mobiliario ergonómico, por ejemplo, es una forma efectiva y tangible de demostrar este compromiso.
Las organizaciones que fomenten espacios de trabajo más saludables, no sólo estarán mejor posicionadas para enfrentar los desafíos de un entorno laboral en constante cambio, sino que serán más productivas y más competitivas con respecto al resto.
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