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Sentarnos mejor: ¿trabajar mejor? Seis beneficios de las sillas ergonómicas

Redacción INPRO
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Sabemos por numerosos estudios científicos que sentarnos durante largos períodos de tiempo tiene consecuencias negativas para la salud. Pero, ¿hay forma de sentarnos mejor? ¿De reducir esos riesgos? ¿Qué deberíamos corregir?

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Sabemos por numerosos estudios científicos que sentarnos durante largos períodos de tiempo tiene consecuencias negativas para la salud. Pero, ¿hay forma de sentarnos mejor? ¿De reducir esos riesgos? ¿Qué deberíamos corregir?

¿El “efecto silla” es real?

Los estilos de vida actuales se han vuelto cada vez más sedentarios, en gran parte debido a la alta incidencia de las pantallas, que han logrado que estar sentados durante mucho tiempo sea ahora una parte integral de nuestras vidas. Se calcula que un adulto, en promedio, permanece al menos 5 horas diarias sentado. Ahora bien, ¿qué consecuencias tiene este hábito para nuestra salud?

Aunque pueda parecer inofensivo, existe una amplia literatura científica que coincide en que estar sentados durante largos períodos de tiempo es perjudicial para la salud. A estos efectos negativos se los ha llamado comúnmente el “efecto silla”.

Un reciente estudio (enero de 2024) evaluó las consecuencias del “occupational sitting”, es decir, de la cantidad de tiempo que pasan los empleados sentados para realizar sus tareas laborales, en una población de 481.688 individuos.

Las personas que se dedicaban predominantemente a estar sentados en el trabajo exhibieron un mayor riesgo de mortalidad (16%) y de padecer enfermedades cardiovasculares (34%) en comparación con aquellos que pasaban menor cantidad de tiempo en sus sillas.

Para contrarrestar dichos efectos, los investigadores concluyeron que aquellas personas que trabajaban mayormente sentados necesitarían realizar entre 15 y 30 minutos de actividad física y alcanzar el mismo nivel de riesgo que aquellos que tienen rutinas laborales con mayor movimiento.

Mal sentados: consecuencias

Ahora bien, si bien el factor tiempo es una de las causas del efecto silla, la segunda, y no menor, es el estar “mal sentados”, es decir, en malas posiciones que no cuidan la postura. Ambos factores, estar sentados de forma prolongada e inadecuada, aumentan el riesgo de sufrir lesiones y dolores lumbares y cervicales. Y a largo plazo, inciden a nivel cardiovascular y de sobrepeso, incrementando la incidencia de enfermedades y dolencias cardíacas. El mayor aliado de estos trastornos y dolencias es mayormente la falta de conciencia en la población.

Es por eso que en 2020, y por primera vez, los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud sobre actividad física recomendaban -en pos de alertar a la población mundial- reducir las conductas sedentarias debido a sus consecuencias nocivas para la salud. Sin embargo, cumplir estos lineamientos en espacios laborales aún sigue siendo, para muchos, un desafío.

¿Cómo neutralizar el efecto silla en el trabajo? La ergonomía laboral

Nuestro cuerpo está diseñado para moverse; por lo tanto, mantenernos mucho tiempo en posiciones estáticas o incorrectas resulta contraproducente. Pero, ¿hay una forma “correcta” de sentarse?

De esto se ocupa la llamada “ergonomía laboral”, disciplina que estudia cómo lograr que los espacios de trabajo (ergonomía ambiental), herramientas (ergonomía física y postural) y tareas (ergonomía temporal) coincidan con las características fisiológicas, anatómicas y psicológicas de los trabajadores para potenciar su bienestar y su salud mental y física.

Existen algunas correcciones que podemos aplicar a nuestra postura para mitigar los daños del “efecto silla”:

  • En primer lugar, la forma correcta de sentarse en una silla de oficina es con los muslos paralelos al suelo, con nuestras rodillas en ángulo de 90°, al igual que el formado por nuestros hombros y codos,
  • La espalda debe estar completamente apoyada sobre el respaldo de la silla y los hombros, relajados,
  • Los pies deben estar completamente apoyados en el suelo,
  • El monitor debe estar a la altura de la visual, para que la cabeza y el cuello estén en posición recta,

¿Por qué una silla ergonómica?

Si bien se trata de lineamientos que en principio no tienen dificultad, el principal problema es sostener esta postura correcta en el tiempo. De nada sirve hacerlo de forma intermitente, y es por eso que se pensaron las sillas ergonómicas: facilitar la correcta postura de tal modo que sea lo más fácil de hacer. ¿Qué las diferencia de las sillas de oficina convencionales?

En primer lugar, su adaptabilidad al usuario: sus respaldos, altura y apoya brazos tienen posiciones ajustables a quien las usa, característica fundamental para lograr el mejor ajuste para cada uno. En segundo lugar, cuentan con apoyo específico para las distintas partes del cuerpo: reposacabezas, apoyo lumbar, apoya brazos, asiento regulable. Y por último, sus materiales son resistentes y respirables. 

Cuanto más tiempo pasemos sentados, más importante será sentarse en una silla que proporcione un mayor grado de apoyo ergonómico, ya sea que trabajemos en la oficina o en casa. Ahora bien, ¿en qué medida estas sillas benefician nuestro cuerpo y desempeño?

Se trata de 6 beneficios esenciales con respecto a las sillas convencionales:

1) Mejoran la postura. Las sillas tradicionales pueden ejercer una presión excesiva sobre la columna que a largo plazo puede generar una mayor susceptibilidad a sufrir lesiones de espalda. Las sillas ergonómicas, al ser totalmente ajustables, se alinean con la altura y estación de trabajo del usuario, lo que garantiza que este mantenga la postura correcta al sentarse.

2) Evita el dolor lumbar. El dolor lumbar es una de las principales dolencias de los trabajadores de oficina. Las sillas ergonómicas cuentan con un respaldo diseñado para acompañar la curvatura natural de la columna.

3) Reduce el dolor cervical. El respaldo de una silla ergonómica es usualmente más alto, para brindar soporte a toda la espalda y al cuello, lo cual evita que se genere rigidez en la zona del cuello y los hombros. Algunas de ellas también incluyen un reposacabezas para brindar un apoyo extra que facilite la buena postura cervical.

4) Alivian la presión de la cadera. Una silla dura puede ejercer una presión innecesaria sobre las caderas. Las sillas ergonómicas tienen suficiente acolchado y profundidad para ayudar a sostener las caderas y reducir el estrés y la presión.

5) Favorece una mejor circulación sanguínea: Otro beneficio importante de las sillas ergonómicas es el efecto positivo que tienen sobre el flujo sanguíneo. Ajustar el asiento a un ángulo de 90 grados permite una circulación adecuada en las piernas. Una buena circulación evita que las piernas se hinchen o se adormezcan.

6) Aumenta la productividad: Las sillas cómodas y de apoyo hacen que los trabajadores o estudiantes estén activo y saludables, con menos probabilidades de sufrir dolores y molestias que puedan obligarlos a ausentarse. Como resultado, está probado que la introducción de sillas ergonómicas aumenta la productividad y la calidad del trabajo.

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